Por qué empezamos esto
Recuerdo mi primera clase de yoga. Tenía 32 años y llevaba meses con dolor de espalda por estar sentada frente a la computadora todo el día. Llegué al estudio sintiéndome completamente fuera de lugar — todos parecían saber exactamente qué hacer menos yo.
Ese día aprendí algo importante: el yoga no es para quienes ya son flexibles, sino para quienes necesitan moverse de nuevo. Y decidí que si alguna vez tenía la oportunidad, crearía un espacio donde nadie se sintiera juzgado por no poder tocarse los pies o por necesitar bloques de apoyo.
Wraskep nació de esa experiencia. Aquí no hay competencia ni comparaciones — solo personas que deciden dedicarse unos minutos al día para sentirse mejor.